Valoración de la mediación

A pesar, del gran avance en la introducción de esta nueva técnica, su conocimiento y su aceptación está resultando muy lenta, y creo sobre todo que su ralentización se debe a la poca o nula ayuda de las instituciones que no hacen el esfuerzo de lanzar campañas de información y también de algunos profesionales escépticos, que ven la mediación como una competencia negativa y cuestionan gratuitamente su utilidad, llegando incluso a desprestigiarla, sin haberla siquiera experimentado, confundiendo al ciudadano, que es su propia clientela.

Si hay profesionales escépticos, no digamos el ciudadano de a pie, que ante el asombroso desconocimiento de esta técnica de resolución de conflictos, sigue respaldando como método principal para resolver sus problemas acudir a los procesos contenciosos y con ello olvidarse de preservar las relaciones entre las partes en conflicto. ¿Y eso por qué?

Bajo el nombre de la llamada “Mediación” parece como que se nos recuerda que la posibilidad de alcanzar el éxito, está solo en nuestras manos y que somos los únicos responsables de nuestra situación y que, en cierta manera, se impulsa a las personas a dialogar con otra persona con la que en principio no mantiene comunicación alguna y ni siquiera se lo ha planteado. Y, cuando alguien se encuentra sumido en un conflicto con otra u otras personas, es habitual que su entorno le insista en la importancia de mantenerse alejado de esa otra persona, para evitar que siga sufriendo, y deje la posible solución del problema en manos de un tercero ajeno al propio conflicto, como lo es un juez o magistrado.

Esto, puede resultar devastador para una persona que no ha afrontado sus miedos, llegar a advertir que la solución no es la que esperaba, le viene impuesta por un tercero ajeno al conflicto y además debe acatarla y debe dejar de quejarse.

En estas situaciones, ese alguien, que para evitar el dolor, recurre a un tercero para que le solucione el problema puede llegar a triplicar su tristeza, preocupación o ansiedad, cuando es consciente que ha dejado en manos de un extraño el “tratamiento de su enfermedad” sin poder explicar porque quiere o necesita estar triste, enfadado, frustrado, etc.

Hoy por hoy la cultura de la mediación, para lograr calar fácilmente en el imaginario colectivo, debería implementarse, entre otros, a través del uso de la información por nuestros comunicadores, como representantes institucionales (estatales o privados), y como unos actores sociales asumiendo que los ciudadanos quieren/deben conocer los beneficios de la mediación, sin que ello suponga manipular la opinión pública.

De esa manera, las premisas de la mediación dejarán de ser una alternativa de segunda para ser una elección de primera. Y es aquí donde, la persona que tiene un conflicto y cree que necesita ayuda lo que debería hacer es ir a un profesional que le asesore sobre el mejor camino a seguir y no confiar exclusivamente en creer que con tan solo seguir lo dispuesto por un Juez o Magistrado todo va a ir bien.

Fuente: TiempodeMediacion.org